- Se han ido - te digo
y acto seguido vomito tiros al blanco.
Las imágenes tristes de niñas con trenza y madres almendradas
ya no levantan ningún vuelo en esta pista;
maldigo la ignorancia de la belleza mediocre.
La maldigo.
Mientras tanto,
coloco tildes estúpidas entre el siseo del muslo izquierdo
y del derecho.
Y me distraigo con el ir y venir de las estaciones imposibles,
con una obsesión telúrica que nunca he tenido
con el brillo apagado de los azulejos del baño
manchados de sangre.
Se han perdido.
Absurda, mordaz y desvalida,
como las consonantes.
Minúscula ante las grandes figuras
en este insignificante desierto de ideas.
Desierta e insignificante.
Me rompo en lluvia por las mejillas
chillando, gritando, exigiendo que vuelvan
que quiero pisar de nuevo el mundo de frascos rotos
y que me corten los pies los cristales,
pero he perdido la costumbre.
Sencillamente.
Me quedaré aquí tumbada en el suelo de la plaza
a esperar a que vengan
(que siempre llegas tarde, que se retrasan los pagos;
que ahora; que entonces).
- En cualquier caso - me convenzo -,sé que volverán,
por la puerta de atrás, sin hacer ruido, y te diré:
han vuelto.
Y tendremos el infinito entre los dientes.
siempre queda esperar el regreso
ResponderEliminarme gusta elia.
ResponderEliminarQ lindo post!! visitare a Elia :)
ResponderEliminarun beso