Ante el Empire State, Odoacro cabecea y yo te conozco,
yo te conozco.
Yo te conozco porque eres el mismo muerto de siempre,
porque eres el mismo muerto y nosotros
ya no somos los mismos de entonces.
No hemos sido nunca los mismos de siempre
(nunca porque no existíamos).
El dolor no nos ha hecho más fuertes.
No somos más fuertes porque rezamos,
porque rezamos a ratos,
porque no sabemos rezar,
porque no creemos en nada.
La blasfemia tampoco nos ha hecho más fuertes.
No es nada la muerte ante los ojos del mundo
(si me recuerdas no estoy muerto).
Hemos ido de la mano y sin embargo no es nada la muerte,
nos ha mordido la leve impronta de la mañana
y sin embargo no es nada la muerte
agarrado a otra mano.
Pero yo te conozco porque eres mi padre,
y también eres mi hijo, a ratos no eres nada,
sólo un soplo de brisa fresca.
Odoacro cabecea y yo te conozco y sé tu nombre
y cómo cabeceas cuando Odoacro te nombra,
cuando Odoacro te llama.
Si el dolor no ha servido para salvarnos,
sálvate tú al menos, sálvate tú al menos de entre los hombres,
sálvate tú al menos y salva a los hombres, sálvate,
sálvate ante el Empire State en la memoria
donde yo te conozco, padre, donde ningún vivo
ha vuelto para contarlo.
'El arte de la fuga según Mr. Nooteboom'
Hace 4 años
me encanta el último párrafo, sálvate tú al menos, hay ahí un amor sacrificado y dado y fracasado y lleno que es una delicia
ResponderEliminarPoema York es un gran poemario, te lo recomiemndo si no lo has leído.
ResponderEliminarlo que queda es la muerte cuando el dolor no nos ha hecho fuertes
ResponderEliminarun beso
La muerte no queda, Ana, ni fuertes ni débiles: está siempre, desde que nacemos. ¿Para qué nacemos?
ResponderEliminarpara vivir, jose, nacemos para vivir aunque la muerte esté siempre al acecho, ahí escondida, esperando su turno pacientemente
ResponderEliminarHacia la vida: "hoy voy hacia la vida y antes iba a la muerte". Memorable canción de Chavela. Pero lo cierto, amiga, es que lo que nos distingue del resto del reino animal es que sabemos que vamos a morir. Todos. Nadie es eterno, por fortuna. O sea, que lo único cierto es que nacemos para morir. Entre una cosa y otra está la vida, y ojalá que no sea ésta funeraria. Aunque esto es cosa de filósofos y enterradores, claro.
ResponderEliminarBesos vitales y vitalicios.
pues yo prefiero pensar que nacemos para vivir y sentir, amar y compartir, soñar y despertar; y de este modo saborear los instantes de aire y sol y luz y oscuridad, y llevarme a la muerte todos los recuerdos, buenos y malos, que la vida me regaló.
ResponderEliminarbesos de vida siempre
Lo sé, Ana, y me alegro.
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