sábado, 11 de abril de 2009

Quevedo

Oyente, si tú me ayudas
con tu malicia y tu risa,
verdades diré en camisa.

viernes, 10 de abril de 2009

Poesía a viva voz

La voz del poeta recién casado
JUAN CRUZ - Madrid - 10/04/2009

"Muchos nos preguntamos acerca de la manera adecuada de leer poesía a viva voz, para otra persona. Aparte de la imprescindible sencillez, parece cuestión importante la necesidad, o no, de revelar y respetar su estructura y forma, el modo en que las imágenes puedan, o no, ser elocuentes sólo a través de la voz humana, hasta dónde es posible, y lícito, privilegiar la vivencia del poema y con qué medios se puede tornar vívida esa condensación artística de lo vivido que es el poema".

Leer es una obra de arte. "Hablaba María Zambrano de 'la palabra entrañada' en la poesía", recoge Gómez, "y los maestros de mi oficio dicen que ésta debe ser emitida no desde el 'músculo de la lengua' sino desde el corazón". Desde esa clave hizo Gómez "este viaje sonoro" de su voz a lo hondo de la poesía del autor recién casado, y entonces tan feliz que escribió esto:

"Sencillez pura,
fuente del prado tierno de mi alma,
olor del jardín grato de mi alma,
canción del mar tranquilo de mi alma,
luz del día sereno de mi alma".

Juan Ramón recién casado, descubriendo el viaje hacia "lo único por un hilo elástico de gracia".

domingo, 5 de abril de 2009

El carpe diem de Rosa Montero

Sí, Ésa es la palabra exacta: pesadilla. Los ciudadanos de las ricas sociedades posindustriales vivimos dentro de un espejismo de seguridad, como si no pudiera o no debiera sucedernos nada malo, como si los reveses de la vida, incluyendo cosas tan naturales como la vejez y la enfermedad, fueran una completa anomalía, algo que no tendría que pasarte. Por eso, cuando el dolor llega, cae como una guillotina sobre nosotros, como una pesadilla insoportable. Y déjenme decirles algo duro de oír: el dolor siempre llega, antes o después. No hay vida sin su cuota de sufrimiento. Soy una ferviente lectora de los libros de biografías, y siempre me inquietó esa frase tan común en muchas de estas obras: "Ésa quizá fuera la última época de verdadera felicidad de Fulano, porque al poco tiempo...". Y ahí añadían que llegaba la enfermedad, o la muerte de alguien querido, la cárcel, la guerra, la desgracia. El comienzo de la maldita pesadilla.

Uno no suele hablar de estas cosas. El sufrimiento, en nuestra sociedad, es algo que resulta inadecuado, inconveniente, sucio. Algo que hay que ocultar. Pero, ¿cómo vamos a aprender a manejar ese dolor si ni siquiera somos capaces de nombrarlo? Cuando cae sobre nosotros la cuchilla de una desgracia, se produce, en primer lugar, una obsesión temporal. Piensas en tu ayer intacto e inocente, antes de que ocurriera. Si no me hubiera subido al coche del accidente, piensa la violinista. Si no hubiera tenido la idea de adoptar, tal vez piense mi amigo (en realidad, también podría haberle sucedido con un hijo biológico). Si pudiera regresar al ayer, antes de que me dijeran que estaba enfermo, o que mi esposa había muerto, o que... Añoras con desesperación lo que tuviste, es decir, esa normalidad que seguramente no apreciaste lo suficiente mientras la tenías. He aquí el primer aprendizaje esencial que deberíamos intentar extraer de la certidumbre de la desgracia: la felicidad es la falta de dolor y hay que intentar disfrutar de lo que se tiene. Es un pensamiento obvio, pero dificilísimo de llevar a la práctica.

ROSA MONTERO
Bichos increíbles y tenaces, El País Semanal, 08/03/2009