sábado, 31 de octubre de 2009

Una mujer y un hombre. Juan Gelman

Una mujer y un hombre llevados por la vida,
una mujer y un hombre cara a cara
habitan en la noche, desbordan por sus manos,
se oyen subir libres en la sombra,
sus cabezas descansan en una bella infancia
que ellos crearon juntos, plena de sol, de luz,
una mujer y un hombre atados por sus labios
llenan la noche lenta con toda su memoria,
una mujer y un hombre más bellos en el otro
ocupan su lugar en la tierra.

viernes, 30 de octubre de 2009

Dos poemas. Vanessa Pérez Sauquillo

Te llamo mientras oyes
el brillante gritar de los vencejos.
Acaso no me escuchas,
pulpa de parpadeo,
amado escrutador.
No me queda sino seguir llamándote
con el grito de todo lo que hierve,
el que hace rama de palabras,
el que abre fruto
de mi soledad, mi raíz,
hilo al viento en un prado
donde aún
no ha aprendido a posarse.


Tú miras los vencejos.
Yo también sé gritarte. Poco a poco
se me cubre de brillo el corazón.


* * *


La tarde se ha cubierto,
oscura hoja de lluvia
a punto de caer.
La primavera acecha
en la membrana estremecida
de la primera gota.
Me haces bailar colgada de una hebra,
baila, baila en la palma de tu mano
mi piel. Piel de cristal curtido, humedad
que en un pétalo ha cuajado.


Sólo sé que me llevas
del último cabello,
desde la capital de los latidos,
desde un balcón me llevas
hacia donde otro árbol
se nos vuelca de nombres ignorados
y de flores.
Tu brazo cae en mí.
No hay pájaro de pluma semejante
que haga pesar tan poco al corazón.
No hay voz que dé cabida a esa palabra
que empaña la ventana.
La tarde se ha cubierto
precipicios abajo y ya de mí
sólo se ve tu gesto, sólo queda
mi pálpito extendido en el aire
que sin querer levantas.


Cierra los ojos, oye
cómo por fin florece la tormenta.

jueves, 29 de octubre de 2009

Mensaje de Rómulo Augústulo a Orestes. Daniel Aldaya

Ante el Empire State, Odoacro cabecea y yo te conozco,
yo te conozco.
Yo te conozco porque eres el mismo muerto de siempre,
porque eres el mismo muerto y nosotros
ya no somos los mismos de entonces.
No hemos sido nunca los mismos de siempre
(nunca porque no existíamos).
El dolor no nos ha hecho más fuertes.
No somos más fuertes porque rezamos,
porque rezamos a ratos,
porque no sabemos rezar,
porque no creemos en nada.
La blasfemia tampoco nos ha hecho más fuertes.
No es nada la muerte ante los ojos del mundo
(si me recuerdas no estoy muerto).
Hemos ido de la mano y sin embargo no es nada la muerte,
nos ha mordido la leve impronta de la mañana
y sin embargo no es nada la muerte
agarrado a otra mano.
Pero yo te conozco porque eres mi padre,
y también eres mi hijo, a ratos no eres nada,
sólo un soplo de brisa fresca.
Odoacro cabecea y yo te conozco y sé tu nombre
y cómo cabeceas cuando Odoacro te nombra,
cuando Odoacro te llama.


Si el dolor no ha servido para salvarnos,
sálvate tú al menos, sálvate tú al menos de entre los hombres,
sálvate tú al menos y salva a los hombres, sálvate,
sálvate ante el Empire State en la memoria
donde yo te conozco, padre, donde ningún vivo
ha vuelto para contarlo.

miércoles, 28 de octubre de 2009

El pozo salvaje. Carlos Marzal

Por más que aburras esa melodía
monótona y brumosa de la vida diaria,
y que te amansa;
por más lobo sin dientes que te creas;
por más sabiduría y experiencia y paz de espíritu;
por más orden con que hayas decorado las paredes,
por más edad que la edad te haya dado,
por muchas otras vidas que los libros te alcancen,
y añade lo que quieras a esta lista,
hay un pozo salvaje al fondo de ti mismo,
un lugar que es tan tuyo como tu propia muerte.
Es de piedra y de noche, y de fuego y de lágrimas.
En sus aguas dudosas
reposa desde siempre lo que no está dormido,
un remoto lugar donde se fraguan
las abominaciones y los sueños,
la traición y los crímenes.
Es el pozo de lo que eres capaz
y en él duermen reptiles, y un fulgor
y una profunda espera.
Es tu rostro también, y tú eres ese pozo.

Ya sé que lo sabías. Por lo tanto,
acepta, brinda y bebe.
//

martes, 27 de octubre de 2009

Atakak / Brechas. Hasier Larretxea

AtakakZartatu da
atearen karraka.


Itzalen behatxuloa.


Arimak
begi-sabelaldean
dilindatu baino lehen.


Barne-ahots
sintomatologikoaren
zartadaren epizentroa

lekualdatzeraino.



//



Brechas

Estalla
el crujido de la puerta.


La mirilla de las sombras.


Antes de que las almas
se cuelguen
en el ojo del abdomen.



Hasta desplazar
la bofetada del epicentro
sintomatológico

de la voz interior.

lunes, 26 de octubre de 2009

Escribo. Gloria Fuertes

Escribo sin modelo
A lo que salga,
Escribo de memoria
De repente,
Escribo sobre mí,
Sobre la gente,
Como un trágico juego
Sin cartas solitario,
Barajo los colores,
Los amores,
Las urbanas personas
Las violentas palabras
Y en vez de echarme al odio
O a la calle,
Escribo a lo que salga.

domingo, 25 de octubre de 2009

Toda la sangre. Arturo Borra



"...mis caminos sangran"
Louis Aragon


Y si me repito rebuscando entre las rocas un misterio,
si la roca sigue murmurando su rasguido,
si repito el error de errar por los ríos de mi sangre,
si baten sus desganas las cosas,
si siempre sangra la piel,
si los abrigos siempre sangran,
si todo y nada copulan cuando roban a lo eterno
un instante,
si me saquea el tiempo en que me reitero,
será -tan solo- para encontrar una sombra
nueva.


(De la plaquette "cielo partido")

sábado, 24 de octubre de 2009

No os diré nunca adiós. Esperanza Ortega

No os diré nunca adiós
viejas palabras malgastadas
amigos
fiestas
proyectos incumplidos
y esta alegría de palomas
a punto siempre de partir

países
que desaparecieron de nuestra geografía

no os diré nunca adiós
porque en vosotros
está más cerca el paraíso.

viernes, 23 de octubre de 2009

El sueño verdadero. Vicente Gallego

En el cenit del día
un derrumbe se escucha silencioso:
es el ínfimo estruendo
de la nube que quiebra su lograda figura
para ser de sí misma sólo un eco en lo alto.
Todo está en su solsticio,
en su plena apariencia mientras el sol lo abrasa.
Y a la herida del hombre su latido le presta
el frágil corazón de la que cree su hora
en la burla del tiempo.

Todo vive muriendo y, sin embargo,
qué arraigado saberse cierto y hondo
en la misma raíz del desarraigo,

qué morada a cubierto en la brusca intemperie,
qué verdad este sueño cristalino de agosto.


Mis poemables en "Tiempo a destiempo"
http://yozuniga.blogspot.com/

jueves, 22 de octubre de 2009

Décimas burlándose. Francisco de Quevedo

[ I ]

Con tres estilos alanos
quiero asirte de la oreja,
porque te tenga mi queja
ya que no pueden mis manos.
La habla de los cristianos
es lenguaje de ramplón;
por eso va la razón
de un circunloquio discreto
en retruécano y concepto,
como en calzas y en jubón.

[ II ]

Amar y no merecer,
temer y desconfiar,
dichas son para obligar,
penas son para ofender.
Acobardar el querer,
cuando más valor aplique,
es hacer que multiplique
el miedo su calidad,
para más seguridad.
(¡Tómate este tique-mique!)

Lágrimas desconsoladas
son descanso sin sosiego,
y diligencias del fuego,
más vivas cuando anegadas.
Las memorias olvidadas
en la voluntad sencilla
son golfo que miente orilla,
son tormenta lisonjera,
en donde expira el que espera.
(¡Qué linda recancanilla!)

El tener desconfianza
es tener y presumir,
y apetecer el morir
mucho de grosero alcanza.
Quien osa tener mudanza,
se culpa en el bien que asiste;
y quien se precia de triste,
goza con satisfacción
la pena por galardón.
(¡Pues pápate aqueste chiste!)

[ III ]

Pero, siendo tú en la villa
dama de demanda y trote,
bien puede ser que del mote
no hayas visto la cartilla.
Va del estilo, que brilla
en la culterana prosa,
grecizante y latinosa:
mucho será si me entiendes.
Yo vacío piras, y asciendes:
culto va, señora hermosa.

[ IV ]

Si bien el palor ligustre
desfallece los candores,
cuando muchos esplendores,
conduce a poco palustre.
Construye el aroma ilustre
víctima de tanto culto,
presintiendo de tu bulto
que rayos fulmina horrendo.
me entiendes, ni te entiendo:
pues cátate que soy culto.)

[ V ]

No me va bien con lenguaje
tan de grados y corona:
hablemos prosa fregona
que en las orejas se encaje.
Yo no escribo con plumaje,
sino con pluma; pues ya
tanto bien barbado da
en escribir al revés,
óyeme tu dos por tres
lo que digo de pe a pa.

[ VI ]

Digo, pues, que yo te quiero,
y que quiero que me quieras,
sin dineros, ni dineras,
ni resabios de tendero.
De muy mala gana espero:
date prisa, que si no,
luego me cansaré yo
y perderás este lance.
(¡Bien haya tan buen romance,
y el padre que le engendró!)

miércoles, 21 de octubre de 2009

El silbido del viento. Giovanni Collazos

Suena el cajón virtuoso,
el lamento del cristal de la muerte,
el charango del árbol
que atraviesa
el bastión de la herida


en la playa jugaban las preguntas
y el silencio de la constelación
se hizo jinete de gritos conculcados


somos lobos hambrientos
martillando el espejo que nos abraza
en las calles desiertas que nos denuncia
que el último fruto de la tierra
sólo es mitología


suena el viento y me dialoga,
me comunica que algo se está pudriendo

martes, 20 de octubre de 2009

Han vuelto. Elia Maqueda




- Se han ido - te digo
y acto seguido vomito tiros al blanco.

Las imágenes tristes de niñas con trenza y madres almendradas
ya no levantan ningún vuelo en esta pista;
maldigo la ignorancia de la belleza mediocre.

La maldigo.

Mientras tanto,
coloco tildes estúpidas entre el siseo del muslo izquierdo
y del derecho.

Y me distraigo con el ir y venir de las estaciones imposibles,
con una obsesión telúrica que nunca he tenido
con el brillo apagado de los azulejos del baño
manchados de sangre.

Se han perdido.

Absurda, mordaz y desvalida,
como las consonantes.
Minúscula ante las grandes figuras
en este insignificante desierto de ideas.

Desierta e insignificante.

Me rompo en lluvia por las mejillas
chillando, gritando, exigiendo que vuelvan
que quiero pisar de nuevo el mundo de frascos rotos
y que me corten los pies los cristales,

pero he perdido la costumbre.

Sencillamente.

Me quedaré aquí tumbada en el suelo de la plaza
a esperar a que vengan
(que siempre llegas tarde, que se retrasan los pagos;
que ahora; que entonces).

- En cualquier caso - me convenzo -,sé que volverán,
por la puerta de atrás, sin hacer ruido, y te diré:
han vuelto.

Y tendremos el infinito entre los dientes.

lunes, 19 de octubre de 2009

El último tango. Ada Menéndez




Te he querido
hasta fracturarme entre tus huesos,
hasta la última vértebra de mi espina dorsal,
hasta licuarme sobre tu amplio esternón,
te he querido hasta romperme la pelvis
porque contigo se corrían poemas
entre mis piernas.


Te he querido
desde Valencia a París
y bailar nuestro último tango.


Te ha querido


un esqueleto
que ahora
encaja sus piezas.

domingo, 18 de octubre de 2009

Salto de cucuví. Víktor Gómez

En gratitud a Carla Badillo


Por la huerta -cristo que arde sin
clavos en una cruz de alambres-
he visto el paraje triste como tu ojo,
pequeño pájaro
enredado en la trampa de un díscolo.


Lava, mujer, el ojo sin niña, en la tela
de mi canto. Y tiéndelo. Blanco
hasta que las mariposas negras lo golpeen
con su afán;
contra la ondeada libertad entre pinzas
baten toda frescura en la herida
del tiempo. Este tiempo que grita,
-crucificado en las alambradas
que nos separan del huerto-
con voz desgarrada, no vómito y llanto.


Que judas se guarde su plata.
Se la trague y no florezca
en este huerto ni en mi saliva halle gusto.



(De la plaquette "en un tiempo de gran orfandad")

sábado, 17 de octubre de 2009

Ciudades blancas. Antonio Gamoneda

Existe el mar en las ciudades blancas,
coágulos en el aire dulcemente sangriento,
sábanas en la serenidad.
Existen los perfumes inguinales, lenguas en las heridas femeninas
y el corazón está cansado.
Entra con tus campanas en mi casa, pastora ciega, sin embargo,
como si no tuviera la dulzura su fin aún en las ciudades blancas.

viernes, 16 de octubre de 2009

Cuerpo imantado. César Simón

Bien, pero ¿qué se busca
con el cuerpo imantado?, ¿qué se busca?

Y con los años se descubre:
se busca lo que era,
el enigma en los ocasos,
el enigma en el sol de las paredes,
el enigma en la sombra de las cañas.

Es más lo que se busca.

jueves, 15 de octubre de 2009

Soledad. Pedro Beltrán

Yo no escogí esta isla ni este olvido,
me sentenció el destino
que dibuja los cauces de los ríos
y enmudeció la mar para mi oído.
hay noches para amar que no tengo un contigo
y huyéndole a mi sombra comparto mi camino.
Soledad, cuando muera ¿vendrás también conmigo?

miércoles, 14 de octubre de 2009

El remordimiento. Jorge Luis Borges

He cometido el peor de los pecados
Que un hombre puede cometer. No he sido
Feliz. Que los glaciares del olvido
Me arrastren y me pierdan, despiadados.

Mis padres me engendraros para el juego
Arriesgado y hermoso de la vida,
Para la tierra, el agua, el aire, el fuego.
Los defraudé. No fui feliz. Cumplida

No fue su joven voluntad. Mi mente
Se aplicó las simétricas porfías
Del arte, que entreteje naderías.

Me legaron valor. No fui valiente.
No me abandona. Siempre está a mi lado
La sombra de haber sido un desdichado.

martes, 13 de octubre de 2009

Poema de amor. Darío Jaramillo Agudelo

Podría perfectamente suprimirte de mi vida,
no contestar tus llamadas,
no abrirte la puerta de la casa,
no pensarte, no desearte,
no buscarte en ningún lugar común
y no volver a verte,

circular por calles por donde sé que no pasas,
eliminar de mi memoria cada instante
que hemos compartido,
cada recuerdo de tu recuerdo,

olvidar tu cara hasta ser capaz de no reconocerte,
responder con evasivas

cuando me pregunten por ti
y hacer como si no hubieras existido nunca.
Pero te amo.

lunes, 12 de octubre de 2009

Saber y no saber. Ramón de Campoamor

Cuando con ansia de saber medito,
mido con arrogancia,
como si fuese un sueño, la distancia
que media entre la nada y lo infinito.
Mas mi razón, cual todas limitada,
nunca ve claramente
eso que hay de común entre la mente,
lo infinito, los sueños y la nada.
Saber y no saber, todo es lo mismo,
porque el fin de la ciencia es el abismo.

domingo, 11 de octubre de 2009

Nadie está solo. José Agustín Goytisolo

En este mismo instante
hay un hombre que sufre,
un hombre torturado
tan sólo por amar
la libertad. Ignoro
dónde vive, qué lengua
habla, de qué color
tiene la piel, cómo
se llama, pero
en este mismo instante,
cuando tus ojos leen
mi pequeño poema,
ese hombre existe, grita,
se puede oír su llanto
de animal acosado,
mientras muerde sus labios
para no denunciar
a los amigos. ¿Oyes?
Un hombre solo
grita maniatado, existe
en algún sitio. ¿He dicho solo?
¿No sientes, como yo,
el dolor de su cuerpo
repetido en el tuyo?
¿No te mana la sangre
bajo los golpes ciegos?
Nadie está solo. Ahora,
en este mismo instante,
también a ti y a mí
nos tienen maniatados.

sábado, 10 de octubre de 2009

Texto fantasmal (sobre el partido). Déborah Vukušić

no sabes por qué / pero de repente un día todo cambia // buceas en ti y te encuentras perdida / perdida o triste / en un lugar que no conoces / y del que no hay puerta de huida / en una pesadilla constante en la rutina de las horas / como un ahorcamiento de cisnes ilesos // un día todo cambia y sabes que no puedes ya virar el rumbo / que la tierra está lejos / que el desgarro ya no duele / que es mejor mirar y tirar palante / que quedarte con tu imagen deformada del espejo // un día cambia todo tanto / que descubres todas las arrugas / los pliegues / las cicatrices / y haces recuento de los sueños no cumplidos // y te masturbas y te dueles para sentir algo / e imaginas que te llaman puta mientras te corres // no sabes por qué / pero un día todo es distinto // y te reconoces y te descubres a partes iguales / la que fuiste y la que no serás / y no sabes lo que es / pero te notas diferente // y tú ya me entiendes / eso es una putada y jode / jode mucho // hay estudios / creo que de johnson&johnson / científicos que trabajan en ello / testando con ratas / monos y humanos / anotando y manipulando datos e informes // pero empírica / lo que se dice empíricamente no se sabe por qué / de repente / un día / todo cambia ///

viernes, 9 de octubre de 2009

Los escombros tienen sed. Begoña Leonardo



Fui una hembra desahuciada

bajando la pendiente

desafiando al hambre

al hombre que dice adiós

o hasta luego.

No mires ahora

lo que queda arde

lo que pide pan está muerto

los escombros tienen sed,

son hijos que piden la teta.

Fui la esposa del gerundio

amando, vaciando...

Domesticando las heridas fecundas.

Fui la esclava del rastrojo

la lisiada de occidente

que conquistó un terreno rojo

un árido montón

de brazos

de piernas

de ojos sin pestañas,

de intemperies...

Soy la mujer que desahuciada

provocó la ira

el cataclismo,

sí, yo,

la desprovista

la paria

la sin nada,

la que arrastrándose todavía

precipita piedras

para que vengan y se sacien.

jueves, 8 de octubre de 2009

Isis. Anónimo

Porque soy la primera y la última,
Yo soy la venerada y la despreciada,
Yo soy la prostituta y la santa,
Yo soy la esposa y la virgen,
Yo soy la madre y la hija,
Yo soy los brazos de mi madre,
Yo soy la estéril y numerosos
son mis hijos,
Yo soy la bien casada y la soltera,
Yo soy la que da la luz que jamás procreó,
Yo soy el consuelo de los dolores del parto,
Yo soy la esposa y el esposo,
Y fue mi hombre quien me creó,
Yo soy la madre de mi padre,

Soy la hermana de mi marido,
Y él es mi hijo rechazado.
Respetadme siempre,
Porque yo soy la escandalosa y la magnifica.


Este himno a Isis, s. III o IV (?),
fue descubierto en Nag Hammadi (Egipto)

miércoles, 7 de octubre de 2009

De la infancia. Ángel Rodríguez (voltios)






te quejabas por nada
y lo sabías

sabías que robaba
calderilla
del monedero de mi madre
para comprarte regalices


regalices que te comías
mientras yo te narraba
el atraco
el asalto al fondo económico materno


hasta que fui sorprendido
más tarde que temprano
sería preso y prófugo a la vez


y decidí contártelo
por ver si en ti
había piedad

¡y una mierda!

te seguiste quejando
por la falta de regalices negros

martes, 6 de octubre de 2009

Teselas color indefinido. María Socorro Luis


Eran los gorriones.
Eran las flores del jacarandá
escribiendo amor en la vereda.

Era el sol de setiembre
provocando a la mar.

Y era tu soledad. Y era la mía.

*********************************

Llegaste sin aviso.

Te acomodaste en mí.
Borraste los pronombres
de tercera persona de plural.
Y trepaste a la rama de mis sueños

para colgar tu yo.


***********************************


Dijiste:
Nuestras manos
nunca van a soltarse.

Yo dije:
Me moriré si dejo de quererte.

Pero, aquí estoy... Ya ves.

***********************************

Revolví tu pelo con mis dedos.
Pegué un beso leve en tu mejilla.
Te miré lentito a los ojos...

Y te dije hasta nunca.


***********************************


Mis alas se quemaron
bajo la lluvia ácida.
Ya no puedo volar.

Mas, seguiré cantando.

lunes, 5 de octubre de 2009

Plegaria nocturna. Antonio Matilla

Concédeme el olvido si vas a darme años.
Que el paso de la edad
lo acompañe la fuga hacia la nada
de todos mis recuerdos
–primero los felices.
Que la salud y la memoria decrezcan juntas
para que, cuando la hora llegue, al menos
pueda uno recibirla dignamente,
sin lamentar las pérdidas.


Mis poemables en "Tiempo a destiempo"
http://yozuniga.blogspot.com/

domingo, 4 de octubre de 2009

Fingir el sueño. José Ángel Barrueco

leía mucho por las noches
como ahora, como siempre
al oír el portazo de mi padre
tras regresar a casa del trabajo,
cerraba el libro, apagaba la luz y fingía el sueño
unos minutos después sentía
el movimiento de la manija de la puerta
una mano giraba el pomo:
despacio
muy despacio
en silencio casi absoluto
abría un ojo y notaba la luz filtrándose
en el cuarto desde el exterior
en la rendija entre la puerta y la jamba
asomaba su cara como una aparición fantasmagórica
¿estás dormido?
pero yo no contestaba
fingía un sueño profundo
aguantaba la respiración
alguna vez respondí,
y eso supuso varias horas
de monólogo o, lo que era peor,
alguna bronca, algún desahogo
sobre su trabajo, su madre o la mía
y los disgustos que le daban
en la distancia,
ahora veo que
no hay nada
tan triste en la noche
como un hijo fingiendo
su sueño para no hablar con su padre.

sábado, 3 de octubre de 2009

Los abrazos no dados. Maruja Torres

Muere alguien cercano –y, créanme, estoy en una edad en que ello sucede a menudo-, y me pregunto si le abracé lo suficiente. La memoria contiene atenciones dedicadas a la piel, al perfume de cada uno. En mi olfato evocador permanecen los referentes de esa persona con la misma exactitud con que ahora mismo, si cierro los ojos, evoco el olor de la gente viva a la que quiero, tanto si permanece lejos como si voy a encontrármela en el transcurso del día de hoy. Registramos la percepción que recibimos de las personas amadas –y hay muchas formas de amar, afortunadamente–, el aroma que desprenden y la manera en que nuestra capacidad para el encuentro lo adopta y clasifica. Pues se mezclan, en los sentimientos que perdurarán para el recuerdo convertidos en una sensación única, el olor del otro y nuestro don más o menos afilado para recibirlo.

Y es entonces, cuando alguien muere, y te llegan a los sentidos el vaho de su cabello en verano, la frescura de sus pecas en invierno, el mensaje de su ropa… Es entonces cuando te preguntas si os abrazasteis lo bastante.

Inevitablemente, uno mira alrededor para comprobar si está abrazando lo bastante a quienes le rodean y le importan. Y comprende que hay mucho abrazo vano y mucho besuqueo en el aire, pero que nos falta acercar el pecho, darse con el torso uno de esos toques profundos, una de esas transmisiones de afecto que el otro metaboliza, que acompañan.

¿Se han dado cuenta de la cantidad de personas que retroceden un paso cuando pretendemos abrazarlas así? Sobre todo hombres. Los hombres sufren, para su desgracia –no es el caso de los gays, desde luego-, de falta de aprendizaje para los contactos que no sean sexuales. La ternura los inunda, pero carecen de espitas para darles cauce. Entonces los abrazas y callan, temiendo que se vaya a abrir el mar Rojo y los vaya a engullir, o que se vaya a abrir el mar Rojo y sencillamente los escupa. Es decir, temiendo, pero no sabiendo qué temer. Estamos en una época en que el contacto físico sentido, no el de las palmadas en los hombros ni las formalidades, acobarda.

No hablo de amantes –ése sería otro cantar: que hablen quienes aún tienen hormonas–, hablo de amigos. ¿Nos apretamos las manos, no para saludarnos, sino para comunicarnos? ¿Lo hacemos en público, sin importarnos los demás sólo porque nos lo pide el cuerpo, sólo porque nos parece necesario, sólo para decir “estoy aquí, contigo, como siempre”? A veces sí. Pero no con tanta frecuencia como deberíamos.

Hay personas ríspidas, hirsutas, erizadas. Me faltan definiciones, pero muchas tienen que ver con los moluscos. Mal educadas en las emociones físicas, con una infancia a cuestas que aún destila sequedad o exceso de leche materna, y que tienden a envararse, confundiendo la sobriedad con el papel de lija.
Hay gente que no sabe abrazar y que no lo sabrá nunca, con lo que eso supone de soledad interna para ellos, y de despellejamiento de los abrazos de uno, de frustración. Y hay gente que abraza demasiado, tanto que se desvaloriza, y termina dando tanto que da muy poco.
Pero entre medias hay personas que aprenden a abrazar, que superan el miedo al compromiso –o simplemente, a no saber hacerlo, a que se les note la falta de costumbre– y que se van abriendo de a poquitos. Créanme de nuevo –pues entre lectores y leídos siempre hay algo de relación de mutua fe–, es una sensación extraordinaria asistir a eso, al descubrimiento de los tiernos gestos físicos, gestos amistosos hasta el tuétano, gestos puntuales que acercan más que las palabras o que dotan de sangre y calor a las palabras, o que hablan con una elocuencia para la que aún no hemos inventado palabras.

Hay personas que aprenden a abrazar, y personas que aprendemos a apreciar su esfuerzo y a respetar sus caminos. Y agradecemos que eso ocurra, porque es un trabajo que habremos hecho en vida y del que nadie se arrepentirá.

viernes, 2 de octubre de 2009

Soneto V. Garcilaso de la Vega

Escrito está en mi alma vuestro gesto,
y cuanto yo escribir de vos deseo
vos sola lo escribisteis, yo lo leo
tan sólo, que aun de vos me guardo en esto.

En esto estoy y estaré siempre puesto;
que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo,
de tanto bien lo que no entiendo creo,
tomando ya la fe por presupuesto.

Yo no nací sino para quereros;
mi alma os ha cortado a su medida;
por hábito del alma misma os quiero.

Cuanto tengo confieso yo deberos;
por vos nací, por vos tengo la vida,
por vos he de morir y por vos muero.

jueves, 1 de octubre de 2009

Asamblea. Juan Carlos Mestre

Queridos compañeros carpinteros y ebanistas,
yo les traigo el saludo solidario de los metafísicos.
También para nosotros la situación se ha hecho insostenible,
los afiliados se niegan a seguir pagando cuotas.
A partir de este momento la lírica no existe,
con el permiso de ustedes la poesía
ha decidido dar por terminadas sus funciones este invierno.
No lo tomen a mal,
pero aún quisiéramos pedirles una cosa,
mis viejos camaradas amigos de los árboles
acuérdense de nosotros cuando canten La Internacional.