lunes, 30 de noviembre de 2009

SMS. Daniel Aldaya

Kriño,
ben sabs
q no alknzo la altura
d l adosado cn vistas al mar,
xo prometo
adosarm xa siempre
a tu metro setnta d ojos oceanicos

***

Cariño,
bien sabes
que no alcanzo la altura
de un adosado con vistas al mar,
pero prometo
adosarme para siempre
a tu metro setenta de ojos oceánicos.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Murió Amparitxu

A veces, cuando se van ciertas personas, parece que con ellas se va toda una época. Amparo Amparitxu Gastón, fallecida en Madrid ayer, 24 de noviembre, a los 89 años, fue cuatro décadas compañera de Gabriel Celaya, pero durante 18 años más preservó con fidelidad su obra y su memoria. El nombre de Amparitxu, y el del poeta extinto, ambos donostiarras (ella nació en San Sebastián un 15 de mayo de 1921), nos remiten a un tiempo en el que la poesía no fue algo históricamente más importante que otras veces, pero sí disfrutó de una engañosa y pasajera relevancia, la elevó ante los ojos del pueblo, y éste la utilizó para levantar banderas y alumbrar utopías. Quizá la poesía nunca ha sido necesaria, pero entonces consiguió parecerlo un poco.


Amparo Gastón firmó algunos libros con Celaya, pero sobre todo asumió el papel (bastante habitual en la biografía de muchos escritores) de ferviente compañera, intendente doméstica, agente, masajista y asistente hospitalaria. Como aquellas casas parroquiales en que una abnegada hermana dedicaba toda su vida a cuidar de un hermano sacerdote, la literatura española también ha estado salpicada de esposas, parejas o compañeras que tutelaban hasta el último día a escritores más o menos distraídos, que, gracias a ellas, tenían las espaldas bien guardadas y podían emprender ambiciosas empresas literarias pero que, en la vida real, no sabían por dónde les daba el aire.

Sin embargo, Amparitxu no sólo fue compañera. Jugó en la biografía de Gabriel Celaya un papel fundamental. Representó una ruidosa detonación, la detonación que cambió para siempre la vida de Rafael Múgica (el nombre real del poeta) y lo convirtió en alguien distinto. Es cierto que la marca Gabriel Celaya representa un acontecimiento totalmente singular en la historia de nuestra literatura: no es un seudónimo, es decir, la adopción utilitaria de otro nombre; ni un heterónimo, es decir, la fingida y literaria adopción de una nueva identidad. No, Gabriel Celaya representó en la vida de Múgica algo mucho más grande, algo distinto: la aparición de un hombre nuevo, y no ya en los papeles sino en la estricta realidad.

La responsabilidad de la creación de ese hombre nuevo corresponde a Maritxu Gastón. Quizás también por eso su papel difiere un tanto del de eterna acompañante de un escritor. A ella le corresponde un lugar fundacional en la vida de Celaya; es el núcleo que alumbró a un hombre diferente y lo ganó para la literatura.

El cínico mundo de las relaciones literarias está lleno de damas avispadas que embarrancan en las costas de un poeta y operan en sus aledaños como una codiciosa turba de vikingos. Son tantos y tan conocidos los nombres que no merecen particular recordación. Muchos de ellos ni siquiera merecen la estraza del periódico sino el couché que circula por las peluquerías. Pero el caso de Amparitxu no es, desde luego, uno de ellos. Ella no llegó en busca del expolio, ni se acercó a un poeta demenciado tentando sin recato un golpe de estado notarial. Se acercó, muchos años antes, a un hombre, y extrajo el poeta que llevaba dentro. Lo construyó ella misma, lo condujo a lo largo de los años, lo cobijó mientras escribía el verso eterno.

Ayer se fue la mujer que logró todo eso. Y con ella se va también buena parte de una época en que la poesía, que nunca ha sido necesaria, consiguió parecerlo un poco.

Pedro Ugarte


Antesdeayer, 24 de noviembre, murió Amparitxu. En recuerdo de esta admirable mujer, uno de los poemas emblemáticos de Gabriel Celaya:

Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmado,
como un pulso que golpea las tinieblas,

cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.

Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.

Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.

Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.

Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.

Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.

Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.

Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.

Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.

No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.

Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Tenemos que irnos. José Ángel Barrueco

sobremesa tras la cena
estamos los cuatro
él no ha llegado aún
noto inquietud y temblor

mi madre dice:
tenemos que irnos
de esta casa

la aceptación
en nuestros ojos
el temor a la intemperie
en nuestros corazones
el vacío en el alma
el saber que tu vida
se disuelve y muta

decidimos marcharnos
pero regresamos
un año después,
o así, cuando a mi madre
él la sedujo de nuevo

cuando la convenció
con palabras envenenadas
de mentiras y falsas promesas

cometimos el error de volver,
amigo, el error de confiar
en el beso de Judas.

Poema de José Ángel Barrueco incluido en el libro "No hay camino al paraíso” (Editorial Ya lo dijo Casimiro Parker, 2009). Un buen poema para el día de hoy, en que se recuerda el maltrato y la violelencia machista.

Andrés Ramón Pérez Blanco ( KEBRAN). Poema cinco




En la tremenda noche sin luz

prólogo de mi letanía de ausencias

las mantas del desarraigo me cubren.

Camino al onírico paraíso, a bordo de mi camastro,

me sumerjo en océanos de lunas

y nada temo. Se desvanece la vida.

Viajo

y subo y bajo por los sueños del poeta.

Elevo la mirada hacia el cielo de la noche

y verso.

Verso que te puedo acariciar,

que te robo una sonrisa,

que, ¿dónde vas? Que tengo prisa para el verso terminar.

Verso con la luz de tu mirada

y verso con el filo de tu boca,

verso con el alma ensangrentada

y verso, cada noche, si me toca.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Mañana, enTintados



¿Qué haré yo entre tantos poetas? Haré lo que pueda.
Por cierto, hay un lamentable error: Marina no es marina, sino SARA. SARA ROUSELL

viernes, 20 de noviembre de 2009

Son de negros en Cuba. Federico García Lorca

Cuando llegue la luna llena

iré a Santiago de Cuba,

iré a Santiago,

en un coche de agua negra.

Iré a Santiago.

Cantarán los techos de palmera.

Iré a Santiago.

Cuando la palma quiere ser cigüeña,

iré a Santiago.

Y cuando quiere ser medusa el plátano,

Iré a Santiago

con la rubia cabeza de Fonseca.

Iré a Santiago.

Y con la rosa de Romeo y Julieta

iré a Santiago.

Mar de papel y plata de monedas.

Iré a Santiago.

¡Oh Cuba! ¡Oh ritmo de semillas secas!

Iré a Santiago.

¡Oh cintura caliente y gota de madera!

Iré a Santiago.

¡Arpa de troncos vivos, caimán, flor de tabaco

!Iré a Santiago.

Siempre dije que yo iría a Santiago

en un coche de agua negra.

Iré a Santiago.

Brisa y alcohol en las ruedas,

iré a Santiago.

Mi coral en la tiniebla,

iré a Santiago.

El mar ahogado en la arena,

iré a Santiago,

calor blanco, fruta muerta,

iré a Santiago.

¡Oh bovino frescor de cañavera!

¡Oh Cuba! ¡ Oh curva de suspiro y barro!

Iré a Santiago.

jueves, 19 de noviembre de 2009

La luz. Javier Belinchon



A veces dan ganas de cortar los cables
quedarse a oscuras
cerrar los ojos
no sentir más que
el intento de un latido
en tu pecho a oscuras

callar y caer al suelo
dejar de esperarde pensar
olvidarte de la luz

esa puta luz allá en lo alto
que no deja de recordarnos
con su intensidad
que lo único que podemos
hacer con ella es
apagarla

lunes, 16 de noviembre de 2009

Apunte del setenta.Gsús Bonilla




nací
en el seno de un establo

donde mi abuelo
era propietario de una vaca de manchas negras
y la leche de ésta
mi alimento

manchada se secó
y fuimos en busca de nuevos horizontes.
habitábamos por entonces
entre chabolas construidas a medias
en el estraperlo de la noche
y otras, las más

en el alambre de un alquiler.

-y como ya apunté en otros poemas-
en el camino
de la infancia hasta mi adolescencia
hubo un océano de zancadillas.

-posiblemente este principio
no venga a cuento-
y debía de haber empezado
por el suelo

en el que mi madre
en cuclillas
me cantaba el

jesusito de mi vida eres niño cómo yo
por eso te quiero tanto y te doy mi corazón
tuyo es
mío no

¡tuyo es, mío no!

me cantaba
para curarme las heridas

y consiguió

levantarme más ampollas.

Libertas. 14 de noviembre



domingo, 15 de noviembre de 2009

A la noche. Leticia Bergé

A la noche los acomplejados salen.
A la noche los marginado
buscan callejuelas oscuras.
Es en la noche cuando el mendigo
anda con la cabeza muy alta
y las ratas callejeras
asoman a la avenida muerta.
A la noche los asesinos, las sombras muertas.
A la noche los gatos, las alarmas,
una fila de farolas interrumpidas
por una rota.
A la noche, a la noche
que cuelga de una luna desatorillada.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Secreto. Ana Sáenz

http://miescaleradecaracol.blogspot.com/
el cuaderno

de las tapas rojas
está lleno y desgastado,
lo voy a guardar

junto a los otros,
en el cajón
de las libretas viejas

entre bolis bic de colores
y libros de poesía

un sitio a la vista de cualquiera
y en el que nadie mira
por que según dicen
lo que allí se encuentra
son tonterías mías

qué sabrán ellos

si todo lo que hay allí
cuenta la historia
de la etapa escondida

de mi vida

viernes, 13 de noviembre de 2009

Bannng. Amparo Bletisa



Un algo indescriptible
vigila los rincones de mi voz.

Yo nunca tuve miedo,
no presentí el peligro
ni siquiera a la tarde
cuando la luz más débil
campaba en tus rincones.

Canturreaba a solas
inmersa en mi bemoles
sin miedo y convencida
de que un jazz es un jazz
lo cante quien lo cante
y aunque le falten notas.

Un manotazo duro,
un golpe de repente
justo en el diafragma,
me ha dejado sin aire
mientras que lo inspiraba.

Y ahora
en la más pura apnea
me ausento en el dolor,
en la asfixia que ahoga
y da el pistoletazo de salida.

jueves, 12 de noviembre de 2009

La casa sola. Batania




Entonces,
una noche de nunca es tarde,
al ver a mi muerto muerto, a mi único muerto,muerto,
comencé a hacer la maleta
y le dije no sé a quién
que Vizcaya era una palabra, que Euskadi
una palabra,
que eran sólo palabras y no las mejores,
le dije,
las palabras.

Todavía hoy,
a la tercera cerveza y sin que nadie me pregunte,
levanto la voz y digo
que yo solo,
con todas mis espinas y linternas de sombras,
soy mucho más
que Euskadi entera
(aunque quizá sea menos
que ese gato sin paraguas);
que yo solo,
con mis camisas brunas y faltas de grafía,
soy mucho más
que toda España
(aunque quizá no tanto
como un lirio con leucemia);
sin poder detenerme,
como caminando con la cintura
de un pájaro, pregunto
qué clase de máscara es Noruega o Argentina,
qué diccionario Brasil o Mozambique
(pero sí conozco las nóminas de 815 euros,
unos ojos azules si miran como tus ojos,
un plato de arroz, o las colas de los hospitales).

Qué miedo tiene
el que olvidó el mañana de sus raíces; el que
abandonó el nosotros romano para ser innumerable; el que
sólo pisa caminos rotos y océanos de impureza.

Qué miedo tiene
el que busca su derrota con la miel en los dientes; el que
sueña con lugares de alazanes sin alambradas; el que
cuenta las horas que le faltan para matar a Clitemnestra.

Qué miedo aquél
que una noche llegó a casa
y la casa estaba sola,
y la puerta cerrada,
y su padre muerto,
y de pronto quiso estar
en los archivos de la policía.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Nocturno en el que nada se oye. Xavier Villaurrutia

En medio de un silencio desierto como la calle antes del crimen
sin respirar siquiera para que nada turbe mi muerte
en esta soledad sin paredes
al tiempo que huyeron los ángulos
en la tumba del lecho dejo mi estatua sin sangre
para salir en un momento tan lento
en un interminable descenso
sin brazos que tender
sin dedos para alcanzar la escala que cae de un piano invisible
sin más que una mirada y una voz
que no recuerdan haber salido de ojos y labios
¿qué son labios? ¿qué son miradas que son labios?
Y mi voz ya no es mía
dentro del agua que no moja
dentro del aire de vidrio
dentro del fuego lívido que corta como el grito
Y en el juego angustioso de un espejo frente a otro
cae mi voz
y mi voz que madura
y mi voz quemadura
y mi bosque madura
y mi voz quema dura
como el hielo de vidrio
como el grito de hielo
aquí en el caracol de la oreja
el latido de un mar en el que no sé nada
en el que no sé nada
porque he dejado pies y brazos en la orilla
siento caer fuera de mí la red de mis nervios
mas huye todo como el pez que se da cuenta
hasta ciento en el pulso de mis sienes
muda telegrafía a la que nadie responde
porque el sueño y la muerte nada tienen ya que decirse.

martes, 10 de noviembre de 2009

Un día estarás tumbado. Jack Kerouac

1
Un día estarás tumbado
allí en un delicioso trance
y de pronto una caliente
brocha enjabonada te será
aplicada en la cara—lo tomarás a mal—
un día el
empleado de la funeraria te afeitará

2
Dulce amor monstruañoso
De los mimos de mamá
¡Eh!
Llama Dios a la Madre
Para detener esta lucha


3
Yo eso repetí ; agoté
el metro; perdí 2 centavos
Y o que fui multado
Para ser gallardo
Y refinado
¡Ay!

Yo que fui
¡Aúúúú!
El búho
En la ventana


4
Vieja cagada de perro navajo, tú
tus bienes son los mejores
bienes que he visto nunca ¿por qué
parece loco tu perro
cuando ladra?

¡Eh, sabueso!
no te comas crudo ese conejo muerto
delante de mis narices
—caliéntalo un poco.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Vanessa Pérez Sauquillo

Éste es mi contestador automático.
Para herir, simplemente, marque 1.
Para contar mentiras que me crea, marque 2.
Para las confesiones trasnochadas, marque 4.
Para interpretaciones literarias
producto del alcohol, marque 6.
Para poemas, marque almohadilla.
Para cortar definitivamente la comunicación,
no marque nada, pero tampoco cuelgue,
titubee en el teléfono (a ser posible durante varios meses)
hasta que note que voy abandonando el aparato
a intervalos de tiempo cada vez más largos.
No desespere. Aguante.
Espere a que sea yo la que se rinda.
Le evitará cualquier remordimiento.
Gracias.

domingo, 8 de noviembre de 2009

La poesía es un arma cargada de futuro. Gabriel Celaya

Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmado,
como un pulso que golpea las tinieblas,

cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.

Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.

Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.

Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.

Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.

Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.

Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.

Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.

Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.

No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.

Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Llamada. Juan Pinilla

Oigo la llamada de tu pecho, de tu boca
que como una sirena desde lo profundo
me invita al reencuentro
porque tu deseo no muere contra mi piel
mi mar de búsquedas te anega
más no te apaga el líquido derramado
Y vuelves para chocar contra mí de nuevo
Te alejas, sí, huyes de esta complicidad inesperada
que se satisface en vino rojo
y en sobremesas con sabor a peligro y cicuta
te alejas, enderezas las velas, te arreglas el pelo,
despejas la cubierta, te sacudes la falda,
vuelves a tu rumbo bien trazado de residencial cara
a tus puertos a resguardo de sueldo fijo y conyugal cariño
con las bodegas llenas de tesoros, como tu despensa,
tus barriles de agua, tus reservas
Pero al cabo vuelves
a saciarte de nuevo del sudor repetido y la sonrisa incontrolable
de esta inmensa pasión fugaz
que un día descubrimos.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Donde habite el olvido. Luis Cernuda

Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.

Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.

En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.

Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.

Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.

Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.

Poetas en Libertad 8



El amigo Enol Sanyago no recuerda esta presentación.(pinchad aquí). Seguiremos informando.

jueves, 5 de noviembre de 2009

El tigre. David González

Javi tenía tatuado
un tigre en el antebrazo.
Bueno, no sé si era
un tigre o un leopardo,
algo así,
y se chutaba en las pintas
de la piel del animal
porque de esa forma
no se le notaban las marcas.
Y así siempre.
Hasta que un día
el tigre se cansó,
y le comió el brazo
de un mordisco.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Misterioso. Jorge Guillén (inédito)

Pasa el vídeo misterioso,
vuelve el pasado en movimiento,
y el instante insignificante
llega enseguida a conmovernos.
¿Y por qué? Porque significa.
No cruzan su flujo y su tiempo
frente a nuestros ojos atónitos
Sin arrastrarnos a lo inmenso
ése impulso que es esencia.
Contra mareas, contra vientos,
y jamás contacto con Nada,
Nada irreal que siempre sueño,
y la gran verdad nos oculta:
el vivir del amigo muerto.
¿Cómo?
Salinas.
Me emociono.
Es él y todo el universo.

martes, 3 de noviembre de 2009

Amor mío. Jaime Sabines

Amor mío, mi amor, amor hallado
de pronto en la ostra de la muerte.
Quiero comer contigo, estar, amar contigo,
quiero tocarte, verte.

Me lo digo, lo dicen en mi cuerpo
los hilos de mi sangre acostumbrada,
lo dice este dolor y mis zapatos
y mi boca y mi almohada.

Te quiero, amor, amor absurdamente,
tontamente, perdido, iluminado,
soñando rosas e inventando estrellas
y diciéndote adiós yendo a tu lado.

Te quiero desde el poste de la esquina,
desde la alfombra de ese cuarto a solas,
en las sábanas tibias de tu cuerpo
donde se duerme un agua de amapolas.

Cabellera del aire desvelado,
río de noche, platanar oscuro,
colmena ciega, amor desenterrado,

voy a seguir tus pasos hacia arriba,
de tus pies a tu muslo y tu costado.
//

lunes, 2 de noviembre de 2009

Celebración del brote. Laura Giordani

Al nacer nos alzamos
de una sepultura blanda,
matriz del sueño en la materia.



Viaje adentro,
al fondo, a ese barro primero
solícito para las manos,
los algodones tendidos
en coincidencia milagrosa con la herida.

Lo blando: refugio de las aristas
que nos duelen.



Viaje por los corredores de la sangre,
el andamiaje de calcio que nos alza
en rebeldía incesante ante la gravedad.

Para ser polvo encendido en la frente
de algún dios, reconciliación
de puntos cardinales, fervor
que nos eleva a esa colina
desde donde podemos ver
la infancia que nos aguarda.




(De la plaquette "Cartografía de lo blando")

domingo, 1 de noviembre de 2009

Versiones. Sofía Rhei

Dédalo
Los planos no eran otra cosa que el mapa estelar.
¿Pero a quién se le va a ocurrir consultar el cielo
cuando el olor de la bestia se hace tangible?


Ícaro
Con el amasijo de cera se hicieron tablillas,
que se grabaron con las plumas caídas
para contar la historia de los huesos esparcidos


Sísifo
Más fácil que olvidarte
sería repetir cada caída
para perfeccionarla