domingo, 24 de enero de 2010

Anna de Rodolivos. Sergio Badilla

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Una fogarada dispersa después de un advenedizo rayo
acaso se rompió entonces la conferida quietud
nos alertó el ojo abierto los sentidos
¿qué se hizo Anna la griega en la costa Macedonia?
los demás la amaron con tardanza
su pudibunda castidad se esparció enardecida entre mis torpes muslos
entre mis escareadas manos
Los distintos usaron sus mañas
sus redes de los más variados tamaños y colores
mánticas perversas y acertijos de poca monta.
Ella extrañó al hijo escaso de sus entrañas
hizo visible el castigo como ruin oprobio
porque volvería a dormir en otras sábanas
propicias y lejanas.
Anna de Rodolivos la más anniusha de la annas
la luna sigue en el mismo lugar desde que se acabó el invierno
cayeron umbrosas las nieves en la destruida ventana
y en Katarinabangatan el ouzo quedó servido
en la mesa vacía
en el espacio más oscuro de la noche

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