martes, 20 de octubre de 2009

Han vuelto. Elia Maqueda




- Se han ido - te digo
y acto seguido vomito tiros al blanco.

Las imágenes tristes de niñas con trenza y madres almendradas
ya no levantan ningún vuelo en esta pista;
maldigo la ignorancia de la belleza mediocre.

La maldigo.

Mientras tanto,
coloco tildes estúpidas entre el siseo del muslo izquierdo
y del derecho.

Y me distraigo con el ir y venir de las estaciones imposibles,
con una obsesión telúrica que nunca he tenido
con el brillo apagado de los azulejos del baño
manchados de sangre.

Se han perdido.

Absurda, mordaz y desvalida,
como las consonantes.
Minúscula ante las grandes figuras
en este insignificante desierto de ideas.

Desierta e insignificante.

Me rompo en lluvia por las mejillas
chillando, gritando, exigiendo que vuelvan
que quiero pisar de nuevo el mundo de frascos rotos
y que me corten los pies los cristales,

pero he perdido la costumbre.

Sencillamente.

Me quedaré aquí tumbada en el suelo de la plaza
a esperar a que vengan
(que siempre llegas tarde, que se retrasan los pagos;
que ahora; que entonces).

- En cualquier caso - me convenzo -,sé que volverán,
por la puerta de atrás, sin hacer ruido, y te diré:
han vuelto.

Y tendremos el infinito entre los dientes.

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