Cuando era pequeño quería
follarme a mi gata.
Como no se dejaba
me follé una gallina.
Pero no era lo mismo
porque yo a mi gata,
la quería.
De pequeño jugaba a romper azulejos
con la cabeza,
a tirarnos piedras y estrujar libélulas
en el libro de mates.
Volaba cometas en el cementerio,
robaba naranjas, melones, tabaco
y tenía una placa de sheriff.
He visto muchos coños,
tuve una novia monja, a escondidas
y he muerto por amor cientos de veces, como un idiota.
Incluso he cruzado Arizona
en un coche rojo
de segunda mano.
Y me han amado,
gallinas y pelícanos y búfalos
murciélagos y ostras
y algún, mineral que otro.
Pero aún echo de menos mis canicas de colores
el árbol del patio del recreo
y los cigarros mentolados y
a mi vecina Mari Carmen
la que está en la cárcel
por matar un hombre con las manos.
Y sobretodo, echo de menos a mi gata
mi gata puta y traicionera
que se fue por los tejados con un Don nadie pardo
con rayas grises y una cicatriz.
Del amor sé
que se me pone dura y se me olvida pronto
que hace pupa
y que se cura, meándote encima.
Mis poemables en "Tiempo a destiempo"
http://yozuniga.blogspot.com/
ja, demasiado sabinero, billy.
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