Ellos aquí trajeron los fusiles
repletos de pólvora.
Ellos mandaron
el acervo exterminio.
Ellos aquí encontraron
un pueblo que cantaba,
un pueblo por deber
y por amor reunido.
Y la delgada niña
cayó con su bandera,
y el joven sonriente
rodó a su lado herido.
Y el estupor del pueblo
vio caer a los muertos
con furia y con dolor.
Entonces, en el sitio
donde cayeron los asesinados,
bajaron las banderas
a empaparse de sangre
para alzarse de nuevo
frente a los asesinos.
Por estos muertos nuestros muertos
pido castigo.
Para los que de sangre
salpicaron la Patria,
pido castigo.
Para el verdugo que mandó esta muerte
pido castigo.
Para el que dio la orden de agonía,
pido castigo.
Para los que defendieron este crimen,
pido castigo.
No quiero que me den
la mano empapada nuestra
por sangre: Pido castigo.
No los quiero de embajadores,
tampoco en su casa tranquilos.
Los quiero ver aquí juzgados
en esta plaza, en este sitio.
Quiero castigo.
'El arte de la fuga según Mr. Nooteboom'
Hace 4 años
justicia, lo llaman, y se entiende, a veces, a veces no
ResponderEliminarAhí tenés a Taiana, como canciller argentino.
ResponderEliminarTodos los muertos son el mismo muerto.