viernes, 31 de julio de 2009

De un viajero. Álvaro Valverde

Quise volver de donde no se vuelve.

Si el viaje duró lo que dura una vida,
fue el destino culpable.
Nada hice que hoy me recuerde el pasado.

Una bruma extravía los mares que cruzara
y en el puerto se cubren las balizas de sal.
De las ciudades guardo la nostalgia del límite
y ningún barco lleva el nombre de mi reino.

Demoré la llegada sin saber que perdía
esa clave dudosa que dibujan los atlas.
Sólo sé que fue inútil.
Viviré de olvidarme.

2 comentarios:

  1. a veces el fracaso lleva su utilidad secreta (o eso espero ;)

    un abrazo

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  2. No seré yo quien diga que perdiendo se aprende. Pero sí que los fracasados mueven (movemos) el mundo. Los demás se acomodan en su autocomplacencia. Hedicho.

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