A veces es el vago
runrún del tiempo muerto,
de repente una voz desafinada,
y hay una situación
que revive con esa claridad
con que lo fútil sale del olvido.
El cuarto de alquiler, un par de cromos
(llamados las puñetas)
que adornaban las flores respetables
del lúgubre papel de las paredes,
la fría luz de otoño en el estor.
Y un balcón asomado a aquellos ruidos
que ahora vuelven a oírse
como un encantamiento callejero.
La memoria brillando en la sorpresa
de la fidelidad a lo que se pierde.
Hace ya tanto que reconstruir
el rumor de las cosas
es una extravagancia...
Los años no han dejado nada en pie,
salvo la verdad misma
y este reencuentro en medio del pasado.
'El arte de la fuga según Mr. Nooteboom'
Hace 4 años
Un reencuentro q nos parece como si nunca hubiera existido..
ResponderEliminarun beso